Aprende a escuchar a tu cuerpo en 3 pasos
Trabaja tu propiocepción diariamente con estos sencillos consejos
¿Te ha pasado que vas a una clase de yoga y más que fluir y encontrar la paz, te sientes trabado y lleno de frustración? La realidad es que para la mayoría de las personas así se ve su primera clase de yoga, barre o cualquier disciplina que requiera de consciencia corporal.

Mi parte favorita de dar clases de yoga y barre a principiantes es ver su avance tan acelerado al mes de tomar las clases. Ésto no es porque se vuelvan más flexibles o fuertes, es simplemente porque aprenden a conectar con su cuerpo, a escucharlo y detectar cada movimiento y postura en sus músculos y articulaciones.
Es muy común que en sus primeras clases las personas estén completamente desconectadas de su cuerpo. La maestra dice "rodillas juntas" y el alumno no es consciente de que las tiene completamente separadas.
Con los años y la vida tan sedentaria que llevamos hoy en día, vamos perdiendo nuestra propiocepción, es decir, la capacidad de saber la posición exacta de cada parte de nuestro cuerpo sin necesidad de verlo. Puede que suene como algo insignificante o innecesario, pero la propiocepción te ayuda a conectar con tu cuerpo y a aprender a identificar las zonas de tensión o debilidad para poder trabajarlas y mantener tu cuerpo sano. Si quieres envejecer con gracia, evitando lesiones y aumentando tu movimiento y agilidad, te recomiendo quedarte a leer los siguientes consejos.
1. Muévete con consciencia
No es necesario que dejes de hacer la actividad física que disfrutas. No vengo a decirte que solamente con yoga o barre lograrás crear consciencia. La realidad es que con cualquier tipo de actividad física se puede trabajar la propiocepción. Lo único que necesitas es volverte muy consciente de cada movimiento y llevar toda tu atención a subir tu brazo o estirar tu pierna.

Al principio puede ser complicado, especialmente si estás acostumbrado a moverte rápido y sin control, por eso te recomiendo bajar la intensidad y empezar de cero, desde lo más básico. Si haces pesas, baja la carga. Si corres, baja la intensidad y distancia. Si bailas, trata de hacerlo más lento. ¿Por qué? Tu cerebro necesita tiempo para registrar cada movimiento. Necesita mandar la señal de qué músculos se están activando y dónde se encuentran colocados tus huesos y articulaciones.
Con el tiempo esto se volverá mucho más natural y automático, y te permitirá aumentar la carga, rapidez o intensidad de tu ejercicio sin perder la consciencia corporal.
2. Trabaja tu equilibrio
Nuestro cuerpo es sabio; sabe sostenerse para que puedas caminar todos los días y te puedas mover sin necesidad de pensar cada movimiento. El problema es que se nos olvida ayudarlo de vez en cuando. Los niños brincan, corren, trepan y mueven su cuerpo de todas las formas posibles. Se podría decir que pasan su día estimulando su propiocepción. Cuando crecemos, tomamos a la segura todos estos movimientos y cada día los hacemos menos. Nuestro cerebro necesita ayuda para recordar las cosas, necesita mover el cuerpo de distintas formas para saber qué músculos reclutar en cada situación.

Las posturas que requieren equilibrio se enfocan en pocas partes del cuerpo. Por ejemplo, para poder sostenerte en un pie como en la postura del árbol (la de la foto), necesitas encontrar estabilidad en tu pie y activar los músculos de tu pierna y abdomen. Es fácil crear consciencia en este tipo de posturas, ya que si la pierdes, comprometes tu estabilidad.
Ya sea brincar con un solo pie, pararte de manos o simplemente sostenerte estático con un pie, te puede ayudar a trabajar la propiocepción y encontrar el balance. Intenta trabajarlo todos los días de distintas formas para mejorar tu consciencia corporal.
"Escucha a tu cuerpo, es más inteligente que tú."
3. Mejora tu coordinación
¿Eres de esas personas que tiene dos pies izquierdos al bailar? ¡Definitivamente necesitas trabajar tu propiocepción y coordinación!

La coordinación no sólo te permite bailar, es la capacidad física que te permite realizar movimientos combinando varias extremidades o partes de tu cuerpo en sincronía. Lo podemos resumir como la capacidad de mover tu cuerpo como quieras y cuando quieras.
Para trabajar este último punto, lo único que necesitas es retar a tu mente, ya sea moviendo tus brazos en direcciones u formas opuestas o simplemente pidiéndole a tus manos y pies que hagan cosas distintas al mismo tiempo. El baile es una excelente forma de trabajar tu coordinación, pero puedes trabajarlo también en yoga, flow sculpt, pilates, barre o hasta en el gimnasio si te lo propones. Agrega a tus ejercicios de siempre un nivel de dificultad, exigiendo a tu cuerpo moverse de formas distintas.
Una vez que logres mejorar tu propiocepción, serás capaz de escuchar a tu cuerpo y darle lo que necesita, en lugar de seguir moviéndote en modo automático. A la larga, podrás evitar lesiones, detectando que algo está mal en tu cuerpo antes de que empeore y evitando caídas por falta de consciencia o movilidad. La actividad física ayuda para mucho más que simplemente "verte bien".
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