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Sé tu propio príncipe azul

Qué hacer cuando nadie viene a rescatarte


En mis momentos más difíciles, siempre fantasee con la idea de que alguien iba a llegar, entender mágicamente lo que estaba sintiendo e iba a decir exactamente lo que necesitaba escuchar. Y así de simple, como en cualquier cuento de hadas, todos mis problemas iban a desaparecer. Suena a una historia muy bonita, una que seguro has escuchado en los cuentos o películas y que suena más atractiva si la persona que viene a salvar el día es un hombre alto, guapo y totalmente dedicado a ti.

La realidad es que eso no va a suceder y no existe nadie que pueda solucionar tus problemas más que tú misma. Y eso es lo que más duele escuchar.



Hemos crecido en una sociedad eternamente ocupada y mientras más cosas tengas que hacer, ¡mejor! De esa manera no vas por la vida pensando en todos tus problemas ni dejando que las emociones invadan tu vida. "Los niños no lloran", "¡no seas tan dramática!", "no es para tanto" y muchas otras frases como éstas seguro te suenan conocidas. La sociedad le tiene pánico a las emociones, tanto que la ha dividido en emociones buenas o positivas y emociones malas o negativas.

Las emociones buenas, como la felicidad, amor, alegría y emoción son socialmente aceptables y, de hecho, "debes" sentirlas todo el tiempo. Si no es así, algo anda mal contigo. En cambio, las emociones malas, esas que incomodan, como la tristeza, enojo, dolor, sufrimiento, etc. no "debes" sentirlas. Si las llegas a experimentar, es común que no dejes que nadie lo sepa; nos han enseñado a esconderlas.


Desde niñas aprendemos qué sí podemos sentir y qué hay que evitar y enterrar en lo más profundo de nosotras. Lamentablemente, hacer esto, más que eliminar la emoción, solamente hace que se haga más fuerte, se acumule y, como una pequeña bomba, eventualmente explote. Justo por esto nadie quiere sentir estas emociones, las alimentamos escondiéndolas, causando que se hagan mucho más grandes de lo que en realidad eran. Sin embargo, ante la sociedad, tu valor como persona madura se define por cuan buena eres reprimiendo tus emociones, solamente mostrando las agradables.



La princesa ideal


El cuento de Blanca Nieves para muchas fue uno de los más importantes con el cual crecimos y, para mí, una niña de cabello y ojos cafés era la "mejor princesa de todas". Blanca Nieves era la princesa con la que me identificaba y, a pesar de que mi piel es todo menos "blanca como la nieve", el color de cabello y ojos eran suficiente para convertirla en mi modelo a seguir a los cinco años. Al igual que yo, estoy segura de que muchas tuvieron a su propia princesa. El problema es que estos "modelos a seguir" de nuestra infancia eran completamente irreales y, además, nos seguían enseñando lo que las mujeres por años han tratado de cambiar.


La Bella y la Bestia es un cuento que se escribió hace más de 4,000 años, mientras que la primera película animada de Blanca Nieves se estreno en los años 30. Por eso podemos ver estos ideales y estereotipos de las mujeres: femeninas, dulces, trabajadoras y vulnerables. La mayoría de nosotras crecimos con cuentos de hadas, historias y películas en los cuales la protagonista era una “mujer perfecta” siempre a la espera de que su príncipe azul o alguna figura masculina llegara al rescate. Todas estas historias te enseñaron que como mujer tienes un poco más de libertad para sentir esas emociones negativas como la tristeza, pero no enojo o rabia, esas son emociones únicas de los hombres. En ese ideal de la mujer, ésta puede ser vulnerable y mostrar melancolía y delicadeza, pero siempre a la espera de que el héroe de la película llegue al rescate y elimine todos sus problemas y sufrimientos.


"Inmediatamente la llevaron a palacio y a los pocos días se casó con el príncipe, por lo que fue una princesa. Nunca más volvió con su madrastra, vivió feliz en palacio hasta el último de sus días."

-Fragmento del cuento de Cenicienta


Como Cenicienta, la realidad es que nunca nos cuestionamos nada de esto, simplemente lo aceptamos consciente o inconscientemente y lo aplicamos en nuestras vidas. Nos hemos vuelto tan expertas en esto que sabemos a la perfección cuándo expresar cada emoción. Si son emociones positivas, llenas las redes sociales de ellas: "sonríe porque te ves más bonita". De igual forma, al principio de una relación todo tiene que ser perfecto y armonioso, si no lo vas a asustar. Por otro lado, si son emociones negativas: "tú llora, vas a ver que te pide perdón" o "apriétale la mano en la película de terror para que te abrace".

Para algunas podrá sonar a que somos excelentes manejando y manipulando nuestras emociones, pero la realidad es que no. El usar nuestras emociones para ganar algo solamente alimenta al ego y el ego es el peor enemigo del sentir y del alma.



Detrás del cuento de hadas


En 1983, un folclorista registró 344 versiones distintas del cuento de La cenicienta alrededor del mundo; actualmente se considera que hay miles. Esto no sucede solamente con este cuento, todas las historias que conoces existen en decenas de diferentes países.

El termino "cuento de hadas" se comenzó a utilizar en siglo XVII y fue acuñado por la escritora Madame d'Aulnoy. La historia más vieja que hoy en día se cuenta como cuento de hadas está datada de hace aproximadamente 6,000 años atrás. La realidad es que, como seres humanos, siempre nos han encantado las historias, especialmente las que terminan en "y vivieron felices para siempre". ¿Quién no quiere vivir feliz para siempre? Al final es lo que todos buscamos en esta vida: alcanzar la felicidad y nunca más ser molestados por esas emociones incómodas o los problemas de la vida. Esta es una de las razones principales por la cual los cuentos de hadas son tan exitosos e importantes en nuestras vidas, ya que nos venden ese sueño que todas buscamos.

Los cuentos de hadas a los que estamos acostumbrados, a diferencia de otras historias, son aquellas exageradamente buenas. Son aquellas que ves tanto en películas, series, programas y comerciales, y no son exclusivas de Disney ni de las caricaturas. Esas historias nos dan esperanza y fe, y nos muestran lo que nuestra vida puede ser si tan solo esperas a que el príncipe azul llegue al rescate. Buscan ser la solución fácil y perfecta a nuestros problemas; una forma más de evadir la realidad a la cual le tenemos tanto miedo.


"The truth is a little bit scary to live with."

Ram Dass


Si eres como yo, seguro pasaste mucho tiempo de tu vida (especialmente tus años más vulnerables) esperando a que alguien mágicamente llegará a rescatarte y solucionara todos tus problemas. En pocas palabras, pasaste toda tu vida esperando a tu príncipe azul. Si fuiste de las pocas afortunadas, llegó la pareja ideal a tu vida: esa persona que te ayudó a solucionar todos tus problemas y a volver tus días más alegres y menos oscuros. Si eso no te suena familiar y más bien eres como el resto de nosotras, lo más probable es que la ilusión durara poco y tu príncipe azul se cansara de cargar con todos tus problemas o simplemente no tuviera todas las soluciones como años de ver Disney te enseñaron.


Ahí es cuando todo se derrumba; cuestionas todo lo que haces y en ocasiones hasta quién eres. ¿Qué hiciste mal? ¿No fuiste suficiente? Si el enojo se apodera de ti, es probable que culpes por una temporada a todos los hombres del mundo por lo que ese príncipe no tan azul no pudo lograr. Sin embargo, si te das la oportunidad, es ahí donde entiendes que el único príncipe azul que necesitas eres tú misma.



Eres lo único que necesitas


Si alguna vez has tenido la oportunidad de tomar una de mis meditaciones o pláticas, sabes que una de mis frases favoritas es: "eres lo más importante que tienes y si tú no te cuidas, nadie más lo va a hacer", pero pocos saben realmente de dónde viene esto.


Hace tres años, cuando apenas tenía 24 años, mi mamá murió justo cuando estaba apenas entendiendo todo esto de lo que hemos hablado. Aún vivía en esa fantasía donde todos mis problemas se podían solucionar con ese príncipe azul o con el esfuerzo de alguien más. En ese entonces yo sí tenía a mi príncipe azul, un novio que estuvo conmigo en cada momento, tratando de hacerme sentir bien y apoyándome a cada paso. Estoy segura de que él dejó muchas cosas al lado con tal de estar ahí para mí. Sí, casi un príncipe de cuento de hadas, el cual tengo la gran fortuna de decir que aún sigue apoyándome en todo. Te estarás preguntando, entonces, ¿cuál es el problema?


El problema es que aunque llegue el príncipe azul, esa persona que quiera arreglar toda tu vida y deje todo para que tú estés bien, si tú no quieres o intentas estar bien, no hay nada que la otra persona pueda hacer. No importa cuánto se esfuerce. ¿Aún no te suena lógico?

Piensa en esa amiga que a cada rato regresa con su ex o aquella otra que parece que toma malas decisiones a propósito. No importa cuánto quieras ayudarlas, si ellas no quieren cambiar su situación, nada de lo que hagas va a funcionar.


Eso me paso a mí los primeros seis meses después de perder a mi mamá. El dolor era tan grande que yo no estaba lista para sanar. Mi príncipe azul (novio) estaba dispuesto a todo para que yo sanara, pero nada de lo que hizo funcionó. El meollo del asunto no era que él no fuera el correcto o que no me quisiera lo suficiente, simplemente era que la única persona que podía decidir por mí era yo. Por ende, la única persona que tiene el poder de cambiar tu vida eres tú misma. Por eso cada proceso de terapia es distinta; incluso si una misma psicóloga tiene dos pacientes viviendo algo similar, cada uno avanza a su propio ritmo y cada uno se da cuenta de que tiene el control de su propia vida a su ritmo.

La realidad es que logramos sanar o ser nuestro propio príncipe azul en el momento que nos damos cuenta de que nosotras mismas somos las únicas responsables de salvarnos. Somos las únicas con las herramientas para cambiar nuestra realidad. No importa cuántos príncipes azules lleguen a tu vida, ya sea en forma de novios, amigos, psicólogos, familiares o doctores, si tú no conectas contigo misma y decides empezar el cambio, nada más va a funcionar.

Dentro de cada una existe una luz brillante, una conexión profunda con nuestro Ser, con quien realmente somos. Es esta luz la que nos ayuda a superar cualquier cosa que la vida nos ponga enfrente. No tienes que buscar en ninguna otra parte mas que dentro de ti. Así que deja de gastar tu tiempo esperando a que el príncipe azul, tu mamá o el gobierno venga y cambie tu vida, porque tú misma eres la única con el poder suficiente para lograrlo.



Sé tu propio héroe


Yo me tardé en entender esto, porque, al final, todo es un proceso. Sin embargo, en el momento en el que abrí los ojos fue cuando realmente empezó mi camino de sanación, en el que me di cuenta de que ningún príncipe azul podía arreglar mis problemas y que yo misma tenía que tomar las riendas de mi vida. No es fácil, al final la verdad nunca lo es, pero es mucho más difícil seguir viviendo una ilusión y seguir sufriendo eternamente porque nadie llega a rescatarte.


Al final, en cualquier cuento de hadas el héroe nunca la tuvo fácil. Se tuvo que enfrentar a dragones, monstruos o madrastras malvadas para rescatar a la princesa. La única diferencia con la vida real es que esos dragones, monstruos y madrastras viven dentro de ti, son esas emociones o situaciones incómodas que no quieres vivir. Pero así como el príncipe de la película logró vencerlos para rescatar a la princesa, tú vas a lograr vencer todos esos miedos para sanarte y dejar atrás todo el sufrimiento.

De esta manera, cuando realmente llegue ese príncipe azul que esté dispuesto a todo por ti, podrás aceptar y apreciar su amor sin expectativas irreales. Podrás disfrutar la vida sin que tu felicidad y bienestar dependa de nadie. Más que nada, podrás disfrutar la compañía de las personas que te quieren o hasta apoyarte en ellas cuando las necesites, pero siempre sabiendo que la única persona responsable de que estés en paz y bien eres tú misma.




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