top of page

El miedo de no estar bien

Mi experiencia actual luchando contra el querer estar bien.


Hoy quiero cambiar la dinámica. Quiero dejar atrás el hecho de que Al Natural es una marca y resaltar que detrás de ella estoy yo, Pau, un ser humano con emociones, sentimientos y batallas que ganar al igual que tú. Así que te invito a que te prepares un café, te relajes y me escuches, porque estoy segura de que algo te va a resonar y espero que te pueda ayudar en tu propia vida y proceso.



Estoy aterrada; el miedo se ha acumulado y ha invadido todo mi cuerpo, tanto que reprimí cualquier emoción que me hiciera sentir vulnerable (tanto buena como mala). Yo no soy así. Toda la vida he pensado que la vulnerabilidad requiere más fuerza y valentía que el miedo y siempre he considerado eso una de mis más grandes fortalezas, pero, últimamente, la vida me ha retado y, aunque he hecho lo mejor que he podido, el dolor ha sido tan grande que el miedo me venció.


No he estado bien. Llevo meses sin estarlo, pero lo raro es que no me di cuenta de cuándo pasó. Realmente creo que sin ayuda profesional probablemente me hubiera dado cuenta demasiado tarde, antes de poder frenar toda esta cadena de emociones en explosión. Así que siguiendo el consejo de mi psiquiatra, escribo este blog para soltarlo, para soltar todo ese miedo y expresar con palabras lo que siento, con la esperanza de que esto haga sentido y con fe en que mi experiencia va a ayudar a alguien que se sienta igual.


Para explicarte qué es lo que estoy viviendo y para que puedas comprender cómo entré en este bajón emocional, tengo que ir un poco atrás, a la raíz del miedo donde toda esta cadena comenzó.


26 de julio de 2019
Primera carta a mi mamá (10as después de su muerte)

Mamita hermosa:
No sé que decirte. Hay tantas cosas, pero escribirlas no se siente bien.  Sigo esperando a que llegues de la escuela o del yoga para contarte todo. Aún no siento tu ausencia, siento que sólo no hemos coincidido o no has llegado de trabajar. 
Pensar que ahora estamos solos duele demasiado. Duele que no vas a estar cuando empiece mi curso de imagen física o cuando planee y diseñe toda la nueva colección. Han pasado dos semanas y yo aún siento que es sábado, ese día que me sentía mal. No tengo un mal recuerdo, por alguna razón aunque nos enojamos, siempre me dejaste claro cuánto me querías.
Los días han sido increíbles, difíciles, pero llenos de amor. Nos enseñaste muy bien a todos a preocuparnos por los demás, a formar buenas amistades y a estar ahí para quien nos necesite...ha sido pura consentidera estos días. Qué hermosa familia nos dejaste, todos preocupados y al pendiente de nosotros, comprándonos comida y cocinándonos. 
Ayer mis amigas hicieron una cena para mí. Cocinaron, llevaron vino, trajeron a sus novios y a dos amigos, y no me cobraron nada. Fue hermoso y la pase increíble, sólo me hubiera encantado poderte contar todo. Sé que estarías muy feliz por mí. 
Te quiero contar tantas cosas, como todo lo que ha pasado y cuánto te extrañamos, pero aún no se siente bien, aún no puedo aceptar que la única forma de hablar contigo es escribiendo cosas que ya nunca sabrás. Aún no está bien. Lo único que te puedo decir es que a pesar de todo, todavía encuentro muchos momentos de felicidad en los que estoy tan rodeada de amor, que aún no te extraño tanto. Esto va a ser difícil, de las cosas más difíciles de mi vida entera, pero voy a estar bien.
PD: Te cuento cuando te empiece a extrañar de verdad, pero algún día todo esto va a parar. Te quiero demasiado ma.

Esa fue una de las diez cartas que le he escrito a mi mamá desde que falleció hace dos años y medio. Nunca se sintió bien escribirle.

En ese momento no sabía todo lo que estaba acumulando por dejar de hablarlo o escribirlo. Sólo dejaba que las cosas fluyeran y se fueran acomodando como debían hacerlo.



Voy a estar bien


Realmente considero que perdí a mi mamá en uno de los momentos más felices y plenos de mi vida. Mis relaciones estaban bien y yo estaba bien. Viendo hacia atrás, considero que esto fue una fortuna, pero a la vez la raíz de muchas de esas bombas emocionales que se están desatando hoy en día.

En ese momento, después de 24 años de vida, al fin había descubierto lo que era una vida en paz: una vida sin tanto sufrimiento, llena de felicidad y cosas buenas. Cuando perdí a mi mamá empezó una negación inmensa a "estar mal". No podía estar mal. Me había tocado vivir esto en la mejor etapa de mi vida, claro que iba a estar triste, pero iba a estar bien, todo iba a estar bien. Nunca me dejé sufrir, nunca me dejé caer ni sentir todas las emociones negativas. Desde un principio la meta fue estar bien, sin importar cómo ni cuánto me tuviera que mentir, yo iba a hacer todo lo que estuviera en mis manos para sanar y estar bien.


“Tenemos una narrativa cultural que afirma que las cosas malas pasan con el fin de ayudarnos a crecer, no importa lo sombrío que parezca porque el resultado final siempre vale la pena. Llegarás ahí sólo si tienes fe. Ese final feliz va a ser glorioso."

- "Está bien que no estés bien" por Megan Devine


Me volví "experta" en el duelo porque mi objetivo era estar bien a toda costa. La gente lo empezó a notar: Pau se había vuelto fuerte, estaba llena de actividades para sanar, tenía una nueva vida y siempre se enfocaba en alcanzar la superación y aprender algo sobre esa experiencia tan dolorosa. Me decían que me admiraban y que estaban impresionados de cómo estaba llevando mi duelo y el gran avance que había hecho. Muy pocos realmente sabían la negación inmensa que había detrás.


Lo que pasó fue que yo ya había vivido un duelo y ya había desarrollado esa "receta mágica" que me ayudaba a salir de las cosas, pero más que nada, ya sabía qué cosas me iba a permitir sentir y qué cosas no.



Mi primer duelo


Cuando tenía tan sólo 17 años, mi mundo se colapsó por completo ante mis ojos. No fue el tipo de duelo que te estás imaginando, sino uno que es común en las adolescentes. Tenía 17 años y mi vida se derrumbó por problemas que a una niña de 17 años la destruyen: me rompieron el corazón, destrozando mi confianza y todo lo que había creído en mi vida sobre el amor.

Hasta la fecha es algo que nadie entiende más que yo. ¿Cómo una pequeña relación de 9 meses me iba a destruir tanto? ¡Había cosas mucho más importantes en esta vida! Puede ser, pero para mí no; para mí eso hizo que algo dentro de mi temblara, que comenzara a cuestionarme absolutamente todo en la vida y empezará mi primer duelo.

Recuerda que un duelo no es exclusivo de experimentar la muerte de un ser querido.


¿Qué es el duelo?

Adriana Guerra H., psicóloga, psicoterapeuta humanista y tanatóloga nos dice lo siguiente: "Sufrir una pérdida implica una serie de situaciones que nos afectan en distintos aspectos de la vida, desencadenando lo que conocemos como duelo. El duelo es un proceso de adaptación posterior a la pérdida, es dinámico y se caracteriza por un desgaste físico y emocional que causa un desajuste en la actividad cotidiana de las personas."


16 de febrero de 2014
Fragmento de una de las miles de cartas a mi ex (que nunca leyó).
A veces te tardas, pero al final siempre te das cuenta de todo y eso es lo que más duele. Por eso me tardé más. Siempre lo supe, pero dolía tanto que nunca lo quise aceptar. 
Tú tuviste opciones, tú pudiste decidir qué hacer. Sabías perfectamente lo que estabas haciendo y aún así decidiste engañarme. Todo este tiempo te lo justifiqué, dije que no era tu culpa, que fue un error, un accidente...

El simple hecho de abrir ese cuaderno lleno de cartas me da vergüenza. Me llena de rabia saber que me derrumbé tan profundamente por algo que en mi mente suena tan tonto e ilógico. Claro que hay problemas mucho más importantes que cortar con un novio; eso no clasifica como tragedia mundial.


Nunca lo entendí...¡hasta ahora! En ese momento estaba en duelo. Estaba haciendo lo mejor que podía con las herramientas tan limitadas que tenía a mis 17 años y, aunque me cueste aceptarlo y perdonarme, hoy abro este cuaderno y veo a una Pau vulnerable que se dejaba sentir, que no le tenía miedo a las emociones y que sabía que todo era parte de un proceso.


4 de junio de 2014
Otro fragmento de una de las miles de cartas a mi ex (que nunca leyó)
Odio acordarme de todo. Odio cómo duele y odio más no poder compartir los recuerdos.
Odio que dijeras que me ibas a querer siempre. Odio haberme creído eso y odio más que yo sí te voy a querer siempre.
Odio saber que te fuiste, que ya no me quisiste. Odio verte feliz cuando yo sufro por ti.
Odio no poder dejarte ir. Odio que nadie lo entienda. Odio que aún pienso en ti y odio no poder dejar de pensar en ti. Odio no poder dejarte ir.

¡Wow! Podríamos estar aquí horas leyendo millones de cartas diferentes que reflejan el odio, el enojo, la tristeza, la felicidad, la melancolía, la desesperación y las muchas otras emociones que me dejé sentir en ese momento. Como diría mi novio, me dejé caer “como gorda en tobogán” hacía el dolor y la experiencia. Admito que aprendí muchísimo.

Me agradezco haberme dejado sentir tanto. Tal vez es algo que pocas personas entiendan, pero en ese momento algo dentro de mí sabía que eran cosas que se deben sentir y no tenía miedo de dejarlas fluir. Me volví mucho más fuerte, tomé lo que me servía y lo que no, y lo transformé. Logré perdonar a mi ex y hoy en día no le guardo nada de rencor.

Pero, ¿a la persona más importante la perdoné? No, nunca logré perdonarme completamente por dejarme caer por algo que no esta socialmente aceptado. Como dice Megan Devine en su libro Está bien que no estés bien:


"La cuestión es que la gente cree que el objetivo principal es salir del sufrimiento lo más rápido posible, a toda costa. Como si el dolor fuera una cosa extraña, una respuesta incorrecta a algo que te ha arrancado lo que más querías. El dolor se expresa a través de una estrecha ventana. Después de eso, se espera que regreses a la normalidad, llevando contigo los regalos que has aprendido de la experiencia. Se supone que debes ser más sabio, más compasivo y comprender verdaderamente lo que es importante en la vida. Permanecer triste significa estar haciendo las cosas mal."



La fuente del miedo


Así que sí, después de llevar mi primer duelo tan "mal", me prometí que nunca más me iba a dejar caer así de profundo. Sonaba como algo muy bueno al principio e incluso me funcionó por varios años, pues me empecé a enfocar en las pequeñas cosas buenas de la vida. Sin embargo, cuando se presenó la muerte de mi mamá, el miedo comenzó a acumularse y en mi mente sólo estaba ese objetivo claro: no me voy a dejar caer.

La semana pasada estaba hablando con una amiga y me contó una historia que yo recordaba completamente de otra forma:


Mi versión:

Semanas después de la muerte de mi mamá, mis amigas organizaron una noche de películas a la cual recuerdo que no quería ir. En esos momentos yo sólo quería pasar tiempo con mi novio y con nadie más, pero accedí porque sabía que era importante para ellas y que querían apoyarme.

Recuerdo que pasé todo el camino preparándome para ser fuerte. Iba a sonreír y hacerles ver que estaba bien, que no tenían que estarse preocupando por mí. La verdad no recuerdo ni qué película vimos, pero no lloré y sonreí tanto como me fue posible en esos momentos. ¡Para mí fue un éxito total! No había llorado y le había dado al público lo que pedía: que me vieran bien.


La versión de mi amiga:

Me acuerdo que un día vinieron todas a mi casa a ver una película. Era una película de Disney que tenía una escena donde la mamá se moría. Todas estábamos asustadas, preocupadas y viéndote a ti, esperando que lloraras. Pero no hiciste nada, fue como si nada hubiera pasado; ahí me di cuenta de que no estabas bien.


Por dos años y medio me había enfocado tanto en estar bien que por supuesto que lo logré por un rato. Había hecho la receta perfecta con los ingredientes y cantidades perfectas para estar bien. No me dejaba desviarme ni un segundo de esa receta y cualquier cosa que no combinara con los ingredientes, se quedaba guardada en la despensa. Lo que no vi venir fue que mi despensa se atascó de ingredientes, esas emociones y cosas que no combinaban con mi vida y que poco a poco, como pequeñas bombas, fueron explotando.


“Las emociones son como la energía, no se destruyen, sólo se transforman.”

- Gaby mi psiquiatra




La explosión


Estaba aterrada. No quería dejarme sentir nada que no conociera o que no se acoplara a mi plan perfecto. Me había dado cuenta del poder de estar bien, de cómo las relaciones y la vida fluyen mucho mejor cuando estás bien, porque no dependes de nadie más que de ti mismo. La vida no funciona así. Hay que darnos el espacio para sentir tanto las cosas buenas como esas incómodas y desagradables.


Empecé a ir con Gaby, mi psiquiatra, porque quería empezar tratamiento para mi TDA (déficit de atención). Ya había ido con una psicóloga y una tanatología anteriormente para sanar lo de mi mamá y, para mí, ese proceso había terminado. Las citas con Gaby no eran más que una consulta con el doctor donde le cuentas los síntomas referentes a tu malestar específico y te receta un medicamento. Para mi sorpresa, Gaby empezó a ir mucho más allá.


Un mes después de nuestra primera consulta, empezó a preguntarme más sobre mi vida, sobre mi mamá y sobre cómo me sentía. Al principio tenía yo una barrera inmensa y no quería soltar nada de información, pero después de algunas consultas más, me abrí. Fui aceptando lo que estaba viviendo y me di cuenta de la cantidad de emociones reprimidas que estaba acumulando. No fue hasta la semana pasada que realmente acepté que no estoy bien y que no lo he estado por un buen rato. Ya no había forma de ocultarlo y, cuando Gaby me dijo que había que estar alerta a síntomas de depresión, me dio mucho miedo. ¿Depresión? ¿Cómo? ¡Yo estoy bien!



Luchando contra el miedo


Poco a poco, estas semanas me he dedicado completamente a mí. He estado buscando a mis amigas, apoyándome en mi familia y mi novio, y dejando atrás esa idea irracional que tenía de que mis relaciones sólo funcionan si estoy bien.


No te voy a mentir, sigo aterrada. Todo esto que estoy sintiendo es nuevo y diferente, y aún tengo miedo de caer y volverme a sentir tonta y vulnerable como en situaciones pasadas. Sin embargo, sé que es parte de un proceso largo en el que tendré días buenos y otros en los que mi mayor logro sea pararme de la cama, pero todo lo haré con mucho amor y mucha paciencia, disfrutándolo todo, incluso el dolor. Tengo la certeza de que aunque tome más de lo que me gustaría, algún día todo esto va a pasar y, si realmente me dejo sentirlo, todo esto irá sanando poco a poco.


No tengo las respuestas a todo, simplemente soy una persona más viviendo un mal rato, pero también sé que no soy la única pasando por una situación así y que hay más personas pasando por cosas similares o mucho peores. De modo que esta es mi forma de decirte que no necesitas estar bien siempre, que se vale sentir miedo, se vale enojarse, sentir dolor y dejarse caer de vez en cuando. Sin embargo, los más importante que quiero que te lleves es que si la necesitas, en verdad la ayuda de un experto es indispensable para no caer de más. Como siempre digo: "eres lo más importante que tienes, si tú no te cuidas, nadie lo va a hacer por tí". Aunque duela, date tiempo para sentir, aceptarte, quererte y cuidarte.



--------------------------------------------


Empieza el mes con toda la actitud, aceptándote, queriéndote y cuidándote todos los días de tu vida con ayuda de nuestra nueva membresía de bienestar the Natural Method: https://www.alnaturalbienestar.com/thenaturalmethod


Te invito a unirte a nuestra tribu online, donde podrás ser el primero en enterarte cuando salga un nuevo blog y tendrás acceso a más herramientas para continuar con tu proceso de bienestar. ¡Es completamente gratis! https://www.alnaturalbienestar.com/group/tribu-al-natural/discussion


Y mis propias redes sociales para que sigamos en contacto:

Instagram: https://www.instagram.com/alnatural_bienestar/

Facebook: https://www.facebook.com/alnatural.bienestar1

YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCQxSmGIgylrB2YZsMXomxjA

30 visualizaciones
bottom of page