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El camino al yoga

Dos historias detrás de la práctica con Pam Murrieta


Si hay algo que me encanta del yoga, son las historias detrás de la práctica de cada persona. Las múltiples experiencias que he escuchado siempre parecen tener algo en común: que el yoga se convirtió en un espacio y herramientas de sanación y conexión cuando más lo necesitaban. Hoy te invito a escuchar la historia de Pam Murrieta, una excelente maestra de yoga que a sus 19 años ya lleva cuatro diferentes certificaciones.


La práctica de yoga es mucho más que solamente mover el cuerpo por medio de posturas, pero eso es algo de lo que te das cuenta cuando empiezas a practicarlo constantemente. Por tanto, es raro que las personas empiecen con su práctica a corta edad. La historia de Pam me encanta porque ella es de las pocas personas que conozco que empezó su práctica a los 17 años, igual que yo.


¿Cuándo y cómo empezaste a practicar yoga?
Empecé a practicar yoga en junio del 2020. El primer año de pandemia fue muy difícil para mí porque yo estaba acostumbrada a hacer todo menos estar en mi casa, entonces en el momento que nos encerraron, me rompí. Empecé a hacer mucho ejercicio en casa, pero sentía que algo me faltaba, así que decidí empezar con videos de yoga para trabajar la flexibilidad. No hacía más de 20 minutos, pero poco a poco fui incrementando el tiempo, entendiendo realmente qué era yoga y por qué se practicaba. Me enamoré cuando abrieron el club y fui a mi primera clase presencial. De ahí en adelante no falté casi a ninguna clase. 
-Pam Murrieta

En mi caso, la practica llegó a mí por mi mamá. Hace 9 años empecé a tomar clases de yoga rodeada de puras señoras en el club al que asistía. Empezó siendo un tiempo de madre e hija, pero hubo algo que me llamó muchísimo la atención y no quería soltar. Meses después de empezar, dejamos de ir al club y me quede sin un lugar donde tomar clases. Por años viví practicando sin constancia con videos de YouTube o clases en el gimnasio de mi universidad, y fue hace 4 años cuando realmente pude retomar mi práctica y mantenerla constante.


¿Qué fue lo que más te llamó la atención del yoga?
La verdad es que al principio lo que más me llamó del yoga fue trabajar mi flexibilidad, ya que era algo que siempre quería tener, pero nunca lo practicaba. Mientras más me fui adentrando a la práctica, cambió por completo mi perspectiva y ahora lo que más me llama la atención es la infinidad de cosas que puedes aprender, ver, experimentar y vivir una vez que decides empezar este camino tan increíble. Y lo más padre es que cada persona lo vive de una manera diferente. 
-Pam Murrieta

Me encanta que la mayoría de las personas que empezamos a practicar yoga, iniciamos por algún beneficio físico. En el caso de Pam, ella buscaba mejorar su flexibilidad; en el mio, yo buscaba un cuerpo socialmente aceptado y "definido". Al igual que Pam, mientras más practiqué y me adentré en el yoga, me di cuenta de la inmensa cantidad de herramientas y beneficios que la práctica podía brindar a mi vida.


Hoy, como maestra y practicante, realmente creo que la verdadera razón por la cual la gente continúa practicando yoga por años no tiene nada que ver con los beneficios físicos, sino que va mucho más allá.


¿Sigues practicando por las mismas razones por las que empezaste?
Esta fue la pregunta que más fácil se me hizo, pues la respuesta es “claramente no”. Empecé a practicar yoga por los beneficios meramente físicos, ya que buscaba un complemento al ejercicio que estaba haciendo. Sin embargo, poco a poco me fui dando cuenta de que el yoga va mucho, mucho, mucho más allá de lo físico. 
Creo que la razón por la que ahora practico yoga es porque ya se volvió parte de mi día. Es un momento que tomo por mí y para mí, una pausa de esta vida tan alborotada que muchas veces puedo llegar a tener y un espacio para recordar mi verdadero ser. 
-Pam Murrieta


Conectando contigo misma


Una de las preguntas más comunes que te hace la gente cuando eres maestro de yoga es: "¿por qué decidiste certificarte?" y me encanta la variedad de respuestas que obtienes preguntándole a diferentes personas. En mi caso, fue algo que supe desde el día uno que hice yoga, pues había algo de la práctica que me enamoró, pero no fue hasta 3 años más tarde que descubrí qué fue.


¿Por qué decidiste certificarte para dar clases?
Me quise certificar para entender y profundizar mi práctica personal, así que aproveché que estábamos encerrados, que la escuela no estaba tan pesada y que tenía mucho tiempo para trabajar por mí y para mí. 
Mientras más avanzaba con mis estudios poco a poco me fueron dando ganas de compartir la práctica con otros y poder dejar algo positivo en estos momentos de caos (la pandemia). 
Hice mi primera certificación y uno que otro curso y diplomado. Luego me animé a mi segunda, tercera y cuarta certificación. Cada una de algo distinto, aportando diferentes conocimientos, habilidades, experiencias e increíbles personas.
-Pam Murrieta

Antes de la muerte de mi mamá, yo ya estaba ahorrando para pagar mi primera certificación de yoga. En ese momento no tenía mucha idea de por qué la quería tomar, sólo que el hecho de tomarla sonaba muy atractivo y divertido. Meses después, cuando falleció mi mamá, me empecé a dar cuenta de la inmensa cantidad de herramientas que la práctica de yoga puede traer a tu vida.

Recuerdo salir corriendo de la oficina donde trabajaba para llegar a clase, mi espacio seguro, y sacar todo lo que estaba sintiendo. Había días en los que me sentaba hasta atrás donde nadie me pudiera ver, porque aún se me salían las lágrimas de vez en cuando. Cuando terminaba la clase y salía completamente renovada, no tenía muy claro por qué, pero sabía que era gracias a la práctica.

Con el tiempo y ayuda de mi primera certificación, empecé a identificar las herramientas que me había estado ayudando todos esos meses a sobrevivir a mi duelo y seguir adelante. No podía esperar para compartir todo lo que estaba aprendiendo con cualquier persona que se dejara.


¿Has pasado por etapas en donde el yoga te ha ayudado?
Los últimos meses del 2021 y este primer semestre del 2022 fueron especialmente difíciles para mí. Empecé a sentir que todo se estaba desbordando tanto dentro como fuera de mí. Cualquier situación que veía era desde una perspectiva negativa: me lastimé la espalda, por lo que tuve que hacer reposo total (dejando el yoga) y estaba muy deprimida y ansiosa. La espalda me seguía dando lata, pero ya era menos el dolor, por lo que poco a poco fui regresando a mi práctica aun cuando la depresión y ansiedad me decían que no. Sin embargo, una parte de mi sabía que en el momento en el que me paraba en mi tapete, todos mis problemas se veían mucho más lejos y me lograba enfocar en ese momento específico donde todo estaba bien, me lograba enfocar por completo en el presente y sentía una paz y bienestar que mínimo por esa hora y cachito de práctica me recordaba que todo pasa y que iba a estar bien.   
-Pam Murrieta


Compartiendo la práctica


Conocí a Pam hace más de un año en un estudio donde las dos trabajamos. Creo que para ambas fue de nuestras primeras experiencias dando clases presenciales y, por lo menos para mí, fue algo que me enamoró aún más del yoga. Tuvimos la oportunidad de conocer a muchísimos maestros increíbles y descubrir que, aunque todos diéramos el mismo estilo de clases, cada uno tenía su propia marca personal.


Para ti, ¿qué es lo más importante en una clase de yoga?
Muchas veces lo que nos pasa es que traemos cierta expectativa por la práctica que hicimos un día antes. Llegamos a nuestro tapete y esa expectativa se rompe, por lo que pueden llegar ciertas críticas a uno mismo. Por esto creo que para mí lo más importante de una clase de yoga es entender que cada vez que te subes a tu tapete eres una persona diferente, por lo que no puedes esperar que tu práctica sea igual.
-Pam Murrieta

Creo que Pam lo resumió a la perfección. Si algo tiene de mágico el yoga es que no es una competencia contra nadie (ni contigo mismo). Te ayuda a conectar con el momento presente y con el tú que se presenta ese día al tapete. Te enseña a dejar atrás todas las expectativas, el ego y el miedo al fracaso. Aprendes que no se trata de ganar ni de demostrar algo, sino que se trata de conectar contigo, de escuchar a tu cuerpo, mente y alma, y de darles lo que te están pidiendo en ese momento.

Esto es algo que aprendes con la práctica. Por supuesto que cuando llegas a tu primera clase y ves a todos pararse de cabeza y fluir como si estuvieran flotando, quieres que todo te salga idéntico que al de al lado. Es una comparación de una hora en la que más que disfrutar la práctica, sólo te frustras porque no te sale igual, pero si tienes la suerte de tener un buen guía, cuando llegas al savasana y ya te repitieron como diez veces que no se trata de cómo se ve la postura, algo en ti hace clic y te quedas con ganas de regresar.


¿Qué consejos le darías a alguien que recién va empezando la práctica?
Algo que yo le diría es que suelte cualquier tipo de expectativa, etiqueta, limitación o creencia que tenga. En lo personal, yo no hacía yoga porque pensaba que sólo era estirar o que no era flexible o que me iba a aburrir, entre muchas otras cosas más. Cuando empecé a practicarlo me di cuenta de que simplemente eran ideas erróneas que yo tenía.

También que desde la clase número uno intenté empezar a reaprender el cómo es que funciona el cuerpo. El yoga nos ayuda a encontrar esta conexión con uno mismo que muchas veces llegamos a perder. Es cuestión de hacer una introspección para ver qué le funciona a mi cuerpo, qué le gusta, cuál es su límite, si ese día está cansado, etc. Durante una clase, aunque tengas al mejor maestro de yoga, no va a poder saber qué sensaciones estás teniendo, por lo que es tu trabajo observarte (un tip que te puedo dar es que muchas veces la respiración se vuelve más tensa o la retienes, entonces obsérvala, que sea constante y sin resistencia, si cambia es porque puede que estés pasando tu límite).  

Y otra cosa muy importante es que te enfoques en tu propio camino y no te compares. Hay una frase que me gusta mucho que dice: “no midas tu progreso con la regla de alguien más”. Practicar yoga tanto dentro como fuera del tapete es algo muy personal y único: cada persona es diferente, con un contexto y cuerpo distinto. Respira, párate en tu tapete, haz la postura, descansa y medita por ti y para ti, no porque el otro lo está haciendo y/o le sale “mejor”. 

PD: en el yoga no existe la postura perfecta, más bien queremos enfocarnos en cómo es que se siente el cuerpo por dentro y conectar tanto con la respiración como con uno mismo; eso se puede hacer estando en la postura más o menos avanzada.
-Pam Murrieta



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