Compartamos la navidad, no las opiniones
Aprende a entender lo que hay detrás de todos esos comentarios sobre tu aspecto físico
¿Se acerca Navidad y estás aterrada de lo que tu familia dirá sobre tu aspecto físico? Todas hemos estado ahí y hoy vengo a ayudarte.

Seamos honestas, ¿quién ha sido juzgada por su apariencia física en algún evento familiar? ¡Yo sí! La verdad es que antes lo consideraba algo "normal" y realmente creía que tenían algo de razón, que sí había subido los típicos "kilitos de más". Mis tías lo decían por mi salud, para que empezara a cuidarme y a preocuparme por mí. Muchas veces, especialmente en esas épocas en las que ni yo me sentía cómoda conmigo misma, terminaba drenada y con el autoestima hasta el piso después de la reunión familiar.
Por suerte, gracias a un millón de caídas en el intento, ¡logré despertar! Al fin me di cuenta de que mi valor no se define por mi apariencia física y que, si subo o no esos "kilitos de más", no reflejan quien soy como persona. Lo más importante que aprendí, sin embargo, es que ¡nadie tiene el derecho de opinar sobre mi apariencia física!
Lo sé, suena extremo o raro; al final, llevamos toda nuestra vida escuchando comentarios sobre nuestra apariencia y juzgando a los demás por la suya. Y no, en mi familia no son monstruos sin corazón que buscan herirme con sus comentarios (y probablemente en la tuya tampoco). Simplemente son personas que como tú y yo, quienes crecieron con la idea de que, como mujeres, valemos por cómo nos vemos y eso es lo más importante en nuestras vidas.
Pero, ¿por qué estoy tocando este tema hoy? Estamos a unos cuantos días de Navidad y si tu familia es como la mía, ten por seguro que tendrás más de un comentario incómodo. Hoy no busco que cambiemos el mundo para dentro de una semana; sería increíble, pero poco realista. Lo que sí busco es que tú comprendas por qué la gente cree que tiene el derecho a opinar sobre tu apariencia física y tengas las herramientas para que sin importar qué digan, no te afecten. Al final lo más importante eres tú y con el simple hecho de estar aquí leyendo esto, ya sabes que esto es real.
Detrás del problema
Estas son preguntas que me he hecho millones de veces: ¿de dónde viene el problema? y ¿en qué momento decidimos hacernos valer por cómo nos vemos? Cada vez llegó a una respuesta completamente diferente y siempre quedo impactada con lo que encuentro.
Como siempre lo hago, hice mi buena investigación para entender de dónde viene toda esta ideología que tenemos tan plasmada en nuestras vidas. La realidad es que no hay una fecha exacta; los estereotipos y estándares de belleza han estado presentes toda la vida, solamente han cambiado con los años y se les ha ido sumando o restando importancia.
Me encontré con un ensayo escrito por Elvia Montes de Oca Navas en el 2003, el cual junta varias revistas de México y Argentina de los años 1930 a 1950 que hablan de cómo debe ser una "mujer perfecta". Mientras más leía, más me frustraban todos los mensajes que por años se les mandó a las mujeres y que, peor aún, a la fecha se siguen enviando, aunque de una forma más sutil.
"Mujeres lo más hermosas posible, caras maquilladas, vestidos elegantes..." ¿Mujeres lo más hermosas posible, caras maquilladas, vestidos elegantes? ¡Wow! Simplemente wow. No podía creer lo que estaba leyendo, pero peor aún, no puedo creer que éstas son cosas que yo leía en mis revistas cuando era joven. Me entristeció saber que todas las tonterías que nos han metido en la cabeza las hemos aprendido de los medios: de revistas, televisión o redes sociales.
Me quedé pasmada por un buen rato, sintiendo una impotencia enorme por no saber qué hacer. Mientras más leía, más impotencia sentía. Cuando se escribieron esas revistas, el mundo estaba cambiando y nos enfrentábamos a guerras, crisis económicas y cambios culturales, y las revistas sólo hablaban de cómo ser la mujer perfecta o cómo verte más linda.
Llevamos décadas enseñándoles a las mujeres que valen más por su apariencia y que su primer deber es verse lindas, femeninas y delicadas. Todo lo demás es un extra, pero si no estás presentable, no eres suficiente. No importa si tienes hijos que toman todo tu tiempo o simplemente el verte femenina no es lo tuyo.
Sé lo que muchas estan pensando: "pero Pau, los tiempos han cambiado". ¿Lo han hecho?, ¿realmente han cambiado?
A lo que nos enfrentamos hoy en día
Lo más importante para mí y este proyecto de Al Natural siempre ha sido ser completamente honesta con ustedes sobre mis procesos y también sobre mis creencias. Si algo he aprendido en este camino, es que los tiempos no han cambiado. Mínimo no lo suficiente. ¿Cómo lo sé? Hace dos años concluí mi diplomado de imagen física y ¿sabes qué es lo que nos enseñaron? Nos dieron todas las herramientas para ayudar a las mujeres a parecerse lo más posible al estereotipo de belleza actual: a ese reloj de arena que marca cintura, a esa silueta altamente femenina y socialmente aceptada. Así que no, no creo que los tiempos hayan cambiado lo suficiente, sólo que en la actualidad se disfraza a la perfección.
"El objetivo de la imagen física es potenciar; usar la imagen como un vehículo para lograr objetivos." Esta es de las primeras notas que escribí en mi cuaderno cuando cursé el diplomado. Recuerdo estar muy emocionada por aprender las herramientas para ayudar a las mujeres a proyectar la mejor versión de ellas.
Nos lo vendían hermoso; íbamos a ser casi superhéroes que llegarían a la vida de las mujeres a hacerlas más seguras, enseñarles qué les queda bien y qué evitar o tirar del clóset. Vimos un poco de todo, desde qué tipos de cuerpos existen, siluetas, qué colores le quedan mejor a cada quién, estilo, etc.
Terminé el diplomado y, muy emocionada, quería enseñarle a todas mis amigas mi conocimiento. Pero algo estaba mal; muchas no me escuchaban y me decían que ellas estaban cómodas con cómo se veían. Mi mente sólo pensaba: ¿cómo es eso posible si no están siguiendo ninguna de las reglas? Gracias a mis amigas y familia choqué tantas veces contra pared que logré darme cuenta de que la imagen es completamente personal y, aunque haya estudiado un diplomado, no soy nadie para juzgar a las personas por su apariencia física, aunque sea "por su bien".
“La naturaleza te da el rostro que tienes a los 20, depende de ti mantenerlo bien hasta los 50".
- Coco Chanel
Piensa en todas esas influencers famosas. ¿Por qué son famosas? ¿Por sus méritos? ¿Por sus estudios? ¡La realidad es que no! La mayoría de las influencers (especialmente muchas fashion bloggers), son famosas por su apariencia física y por venderte ese estilo de vida inalcanzable donde a cada rato te bombardean de propaganda sobre cuidado de la piel, maquillaje o ropa. ¿Está mal? ¡Sí!, pero no es completamente su culpa. Estoy segura de que muchas no están consientes del mensaje que están dejando. Al final, como muchos asesores de imagen, simplemente están haciendo su trabajo y a varias les pagan por verse lindas.
El cambio aún no llega, pero tenemos esperanza. Así como existen muchas personas y medios de comunicación que insisten en regresar la atención a la apariencia física y a los estereotipos de belleza, cada día existen más personas que buscan hacer un cambio. Desde redes sociales, blogs, videos o podcasts, cada día más mujeres levantamos la voz para hacer conciencia sobre lo que nos han enseñado y empezar el cambio. Un ejemplo claro de esto son mujeres increíbles como Glennon Doyle (autora del libro Untamed), Priscila Arias (la fashionista), Lety Sahagún y Ashley Frangie (creadoras de Se regalan dudas), y tantas más que sería imposible nombrarlas a todas.
En cuanto a la imagen física, ¡también está cambiando! Así como yo, varios asesores nos hemos dado cuenta de que hacemos más daño enseñando reglas y encasillando a la gente en diferentes grupos. Día a día salen nuevas formas en las cuales se puede ayudar a la gente a proyectar la mejor versión de ellos; a mostrarle al mundo exterior lo increíbles que ya son por dentro.
Seguimos aprendiendo. Aún queda mucho camino por delante y, en lo que logramos cambiar la mentalidad que por años se nos inculcó, es nuestra responsabilidad hacernos conscientes de estas cosas y decidir internamente si queremos seguir con ellas o cambiarlas.
Regresando a la familia
Espero algún día encontrar la receta secreta para hacerle entender a todas las mujeres en segundos que valemos mucho más que una apariencia, pero por ahora, queda solamente hacer conciencia de la situación. Así que no, no vas a lograr evitar esos comentarios incómodos esta Navidad, pero sí los recibirás con más empatía e indiferencia.
Quiero que te tomes unos segundos para pausar tu lectura.
Si puedes cierra los ojos.
Relaja todo tu cuerpo y concéntrate en tu respiración.
Ya que encuentres esa quietud y paz, sin juzgar y sólo observando, quiero que pienses en todas las creencias sobre la apariencia física que tienes o has tenido.
¿Son creencias tuyas? o ¿son creencias que se te impusieron?
¿Qué efecto tienen estas creencias en ti? ¿Afectan tu vida? ¿Disminuyen tu autoestima? ¿Hacen que cambies algo de ti misma?
Cuando te sientas lista, empieza a abrir los ojos
Teniendo esta información, ahora quiero que con empatía recuerdes todos los comentarios que tu familia haya hecho sobre tu apariencia física. ¿Aún crees que lo hacen para herirte?
Lo más probables es que muchas de las creencias que ellos tienen sobre tu apariencia sea un reflejo de sus inseguridades y todo lo que a ellos se les impuso.
Cuando murió mi mamá, mis hermanos y yo cambiamos mucho, por lo que la dinámica familiar empezó a ser otra. Mi mamá era una mujer increíble, pero al final era una mujer a quien, como a ti y a mí, se le educó con la ideología de que nuestra apariencia física es muy importante. Sin embargo, a pesar de que siempre fue muy relajada (y en ocasiones hippie), la ideología seguía presente y sin darse cuenta la plasmaba en sus hijos.
En el momento en el que ya no estuvo presente, mis hermanos y yo nos empezamos a cuestionar muchas cosas, entre ellas la presión por verte bien. Luego vino la pandemia y estas nuevas creencias se hicieron más fuertes, ya que nadie estaba para cuestionarlas. Fue hasta la primera reunión familiar, donde se dio el típico comentario de los "kilitos de más" o que uno de nosotros "ya no le echaba ganas" a cómo se vestía, que nos dimos cuenta de cuánto habíamos cambiado.
Las primeras veces fueron muy difíciles, especialmente para mí, porque estaba muy acostumbrada a esos comentarios, pero poco a poco y con ayuda de los tres, nos dimos cuenta de que nuestras nuevas creencias eran las que nos gustaban ahora y con las que nos queríamos quedar. Al principio había impotencia por no poder cambiar a la familia, pero después de algunos meses logramos entender que simplemente pensaban diferente a nosotros y sus comentarios no nos iban a cambiar.
Lo que busca este blog es ayudarte a reforzar tus creencias. Quiero que, así como mis hermanos y yo, puedas elegir qué es lo que quieres creer a partir de hoy. Quiero que aprendas a separar las cosas que te impusieron sin tu consentimiento de las que tú decides creer. En el momento en el que estamos seguras de nuestras ideologías, creencias y opiniones, podemos salir al mundo a escuchar a los demás proyectar sus inseguridades en nosotras sin que éstas nos hagan sentir inferiores.
Quiero que sepas que está bien cambiar de opinión miles de veces; al final, el mundo esta cambiando y día a día estamos aprendiendo cosas diferentes. Más importante aún, día a día tenemos la oportunidad de hacer consciente una creencia diferente que se nos impuso sin nosotras saberlo.
Todo esto toma su tiempo. No esperes que a la primera reunión familiar logres ser invencible; tenemos que caer antes de poder aprender a caminar, pero aprende a identificar qué detonan en ti los comentarios y a separar si lo que tu familia piensa sobre tu apariencia está alineado con lo que tú crees. Con esto, aunque te tome unos minutos, verás que lo que dicen solamente es un comentario más sin importancia.